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Según un reciente estudio llevado a cabo por la firma Jetcost se revela que algunos auxiliares de vuelo (o TPC) se exceden en sus cometidos y han llegado a hacer cosas que no nos esperaríamos de ellos  en ningún momento como por ejemplo engañar a los pasajeros o incluso tener sexo a bordo con ellos o los compañeros en el baño.

Según un 89% de los encuestados (718 auxiliares de vuelo británicos en activo o que lo han estado en los últimos cinco años) reconocen haber incumplido las normas más básicas de comportamiento.

Entre algunas de sus perlas se encuentra el sexo en vuelo, donde el 21% reconoce que ha tenido relaciones sexuales con algún compañero o compañera de trabajo y el 14% con alguno de los miembros del pasaje.

Además del sexo, uno de cada cinco auxiliares afirma que han usado algunos trucos a la hora de devolver el cambio. Con la excusa de que no tienen cambio suficiente, pueden llegar a embolsarse hasta unos 427 euros al año. Otro de los trucos es devolver el cambio en otra moneda diferente a la que se ha utilizado en el pago y el 40% reconoce que no hace falta hacer estas tretas porque muchos pasajeros no comprueban la vuelta.

También confiesan ser perezosos y el 28% de las azafatas o sobrecargos han llegado a negar en alguna ocasión la disponibilidad de productos del catálogo que han solicitado por los clientes. Por otro lado, el 7% asegura haber aceptado regalos y propinas de los pasajeros.

Asimismo, en el resto de Europa estas prácticas también se repiten aunque la forma de saltarse las normas es diferente de un país al otro. Además se destaca que el personal de cabina que más lucro obtiene es el alemán, donde puede embolsarse hasta 524 euros anuales saltándose las normas y engañando a los viajeros en su trabajo